viernes, 3 de julio de 2009

Segunda parte, Capítulo noveno




Alania no había salido de su habitación en tres días.

Estaba enfadada con su madre y no quería volver a verla nunca más. Lo único que le había impedido escaparse de casa era los dos guardias del Qiam que vigilaban constantemente su puerta. Estaba tan furiosa...

Cuando su madre le había pedido que le contara la verdad por un momento había pensado que juntas iban a poder hacer algo. La había escuchado sin interrumpirla. Si había algo que no creía o no entendía no dijo nada. De hecho, se había mostrado más sorprendida al oír hablar de Jaron Yahir que cuando ella mencionó a los humanos.

Finalmente, había asentido, grave, y se había acercado hasta las ventanas, a mirar al exterior. Alania recordaba el modo en que había maldecido al ver a los hombres del Qiam, sobretodo porque su madre nunca, nunca maldecía. Sin embargo había maldecido usando palabras muy feas y se había vuelto hacia ella.

E iba a hablar cuando algo había golpeado la ventana.

Cuando desplegaron el arrugado papel y vieron que era un mapa su madre, lívida, se lo había arrancado de las manos y lo había lanzado al fuego del hogar.

Aquí había empezado los gritos, que sólo habían parado en el momento en que la muchacha había decidido no hablarle a su madre más.

Alania no podía creerse que su madre hubiera tirado al fuego la única pista que tenían de donde encontrar a su padre y sus amigos. Su madre le prohibió entonces salir de la casa hasta nueva orden, cosa que no pensaba cumplir, por supuesto, pero era irritante igualmente.

Desde entonces llevaba tres días sin salir de su habitación.

Su madre había intentado durante el primer día aplacarla con las típicas excusas de los adultos ("es demasiado peligroso", "no sabemos si es una trampa", "tu padre lo querría así..."), pero ante su falta de respuesta acabó por rendirse. Ahora sólo golpeaba a su puerta para indicarle que le dejaba una bandeja con comida junto a la misma y volvía al piso inferior, a dedicarse a lo que fuera que hacía con sus aburridas horas del día.

Esa noche en cuestión Alania retomó la rutina de las últimas comidas cuando oyó el suave golpeteo de su madre junto a la puerta. Esperó un poco antes de alejarse de la rota ventana frente a la que pasaba horas y horas, para darle tiempo a irse y abrir cuando ya no estuviera, y avanzó hasta la puerta. Sin embargo, al contrario que otras veces, no oyó sus pasos alejarse por el pasillo. Así que se quedó callada justo a al puerta, esperando a que se fuera. Si su madre pensaba que iba a engañarla para salir...

-Alania, cielo -dijo de repente Layla desde el otro lado-, voy a salir. Tengo que hacer unas compras. No podemos pasarnos la vida encerradas en casa -argumentó.

Eso Alania ya lo sabía, pero no dijo nada. ¿Qué esperaba su madre que le dijera? ¿"Sí, adelante, sal a la calle, habla con tus vecinas y vete al mercado como si Papá no estuviera en peligro mortal"?

-No me gusta que te quedes sola- continuó-, así que le he pedido a la señora Bantiar'na que se quede contigo. Sé educada, por favor.

Alania sintió que se sonrojaba de pura rabia.

¿Sé educada? ¿eso era todo cuanto le preocupaba? Así que cuando su madre se despidió no le dijo nada. Esperó a oír sus pasos por la escalera y salió tras ella, asomándose al hueco. Desde allí pudo ver como su madre hablaba con la vecina y le daba instrucciones. La vio muy cansada y triste y sintió una punzada de culpabilidad, pero cuando su madre cerró la puerta y vio a la señora Bantiar'na empezar a subir las escaleras, corrió de nuevo a su habitación, preparándose mentalmente para jugar el papel de la niñita tonta y confundida que no entiende la gravedad de lo que ha hecho papá.

Que fuera educada, le había pedido su madre.

Educada, buena e inocente, eso es lo que iba a ser. No pensaba quedarse a esperar a que su padre o Jaron fueran detenidos y ajusticiados, así que tenía que aprovechar la oportunidad que le brindaba su madre.

De camino ya preguntaría como llegar al sitio ese al que llamaban Fasqaid. No podía estar muy lejos. Al fin y al cabo la nación no era tan grande.


3 comentarios:

Semi_Lau dijo...

Ya me he puesto al día ^_^ La cosa está interesante. ¿Ya mencioné que me gusta el fuerte carácter que le pones a los personajes femeninos? Hay algún lapsus al escribir, pero nada que no puedas arreglar más adelante con una relectura ;)
Mm, me gustaría hacer un fanart, ¿alguna escena en particular que te guste de manera especial? :3

Mari Pueyo dijo...

Merci! Comos abía que había pocas chicas en la trama,intenté al menos que ni fueran princesas tontas ni fueran Conan con tetas.

Sí que tengo intención de de repasar todo este tochaco cuando termine (cosa que parece que no va a pasar en breve DX).

La escena... pues realmente ahora no se me ocurre ninguna en especial... la que más te guste a ti, o la que contenga al personaje que más te guste. No se :P

Semi_Lau dijo...

Vale, será sorpresa, entonces :)