viernes, 19 de diciembre de 2008

Capítulo vigesimosépitmo



El carruaje negro del Qiam llegó a Suth Blaslead un poco antes de la hora de comer.
El vehículo, tirado por cuatro esbeltos caballos blancos, abría la tétrica caravana. Justo detrás suyo, un pequeño grupo de soldados a caballo precedía el segundo carromato, negro también como la noche, casi hermético excepto por un pequeño ventanuco. Cuatro soldados más cerraban la retaguardia, aunque era excesivo. ¿Quien iba a atacar al Qiam para rescatar a un traidor?
Zealor Yahir, hijo predilecto de la ciudad, salió de su carro majestuosamente y saludó con una sonrisa a los que se habían acercado a verle. Muchos de ellos le habían visto crecer y comentaban orgullosos en mercados y ferias cómo el Qiam más joven de la historia de la Nación se acordaba aún de ellos cuando regresaba a casa.
Luego se volvió hacia sus hombres y dio algunas órdenes antes de partir hacia la casa Yahir con algunos de ellos. El resto se acercó al carromato y abrió la puerta, obligando a su ocupante a bajar con muy poca ceremonia.
Los murmullos no tardaron en alzarse.
Allí estaba Haze Yahir, el traidor, al que habían supuesto muerto todos estos años e incluso habían llegado a llorar.
Era normal, opinaban algunos. Sin unos padres junto a los que crecer, malcriado por los Ceorl... Sus pobres hermanos hicieron lo que pudieron por él y ya ves...
Haze Yahir fue empujado sin mucho miramiento para que empezar a caminar hacia la mansión. El elfo lanzó una mirada indescifrable hacia la casa antes de empezar a andar pesadamente, arrastrando grilletes y cadenas, hacia el que una vez fuera su hogar.
Y los curiosos, tras unos segundos más de murmullos y exclamaciones, se dispersaron, pues había mucho que hacer antes de la puesta de sol.
Aquello era una tragedia, se decían unos a otros. Una auténtica tragedia... Y nadie parecía querer perdérsela.




Los soldados lo habían conducido al interior de la casa y, a empellones, le habían hecho bajar a la bodega, el único rincón de toda la casa que carecía de luz natural.
Le habían sentado en una silla, le habían atado y, tras asegurarse que no podía huir, se habían ido escaleras arriba llevándose con ellos el candelabro y, por tanto, la luz.
Haze no supo muy bien cuánto tiempo pensaban tenerle así, a oscuras, solo, dándole espacio para reflexionar. Para pensar y recordar. Para arrepentirse de casi todo lo que había hecho en esta vida, y de lo que no había hecho. ¡Demonios! Decir que estaba resignado y que no tenía miedo hubiese sido mentir.
Lo había meditado mucho antes de entregarse y cuando lo había hecho había sido consciente de lo que iba a venir. Y lo aceptaba. Por supuesto que lo aceptaba, pero...
Si cerraba los ojos podía intentar imaginar que aún estaba sentado bajo el sol, con Jaron, con Mireah, libre... Libre después de sesenta y siete años de oscuridad, humedad y resignación. ¿Y cuánto le había durado? Un par de semanas apenas. Un par de semanas y volvía a estar a oscuras.
No ayudaba saber que Zealor estaba a escasos metros sobre su cabeza, ultimando los preparativos de su muerte.
Pero había salvado a Noaín y de eso no se arrepentía. Por primera vez había hecho algo cuyo resultado final era bueno, y eso era más que suficiente.
Así que trató de serenarse y no pensar en sus hermanos ni en Sarai. No pensar en Jaron, ni en Mireah. Ni en la nación, ni en Meanley, ni en nada. Pero la verdad era que no se le daba muy bien. Y los minutos pasaban y las horas se acumulaban, y junto con las horas los recuerdos y los reproches.
Entonces, en algún punto de la tarde, oyó unos pasos en la escalara y creyó ver una luz que descendía. ¡Vaya! El tiempo había volado. ¿Tan tarde era que ya bajaban a por él?
Pero no eran los soldados que bajaban para llevárselo, sino Zealor quien, candil en mano, bajaba a verle.
-¿Aburrido? _preguntó al llegar.
-¿Qué quieres ahora?
Zealor sonrió, dejando el candil sobre una cuba y recostándose sobre otra.
-¿Dónde están los modales que te dieron tus padres?
-A saber. Tal vez en el mismo lugar donde tú perdiste la moral.
El Qiam se rió con ganas.
-Muy agudo -luego se serenó-. En fin, hermano, se acerca tu final y me he dado cuenta que nadie ha tenido el deferencia de ponerte al corriente de los detalles. Porque nadie te ha explicado como va a ser tu ejecución, ¿verdad?
Haze se limitó a apretar la mandíbula. No iba a mostrar miedo delante de Zealor. Eso nunca más.
-Ya veo que no -dedujo su hermano ante su silencio. Luego suspiró teatralmente-. Primero me tocará a mí subir a la tarima y leer los cargos y todo el numerito ese. En realidad, podría delegarlo, pero ya sabes como son esas cosas de la costumbre y la tradición. Eres mi querido hermano, al fin y al cabo. Hablaré con gran pesar en el corazón y todos sabrán cuanto me va a doler tu muerte. Pero como Qiam no debo dejar que mi dolor empañe mi razón.
-Ya. Pobre Qiam.
-Sí, pobre, pobre Qiam... -Otro suspiro-. En fin, luego recibirás sesenta y siete latigazos, uno por cada año de más que te dejé vivir. Aunque claro, a esta gente le diremos que son por todos los años de mentiras en que hiciste sufrir a los tuyos. Acabados los latigazos, estés o no consciente, se te colgará por los brazos, bien alto, y así permanecerás durante la noche -Zealor se agachó, como quien cuenta una confidencia-. Esto será por el asesinato de tu hermano mayor -le explicó-. Y finalmente, al alba, serás decapitado, por traidor a la Nación.
El corazón de Haze latía con fuerza de puro dolor anticipado, pero de nuevo no lo mostró.
-¿Traidor? ¿Y se puede saber en qué he traicionado yo a la Nación?
-¿Te parece poco haber atentado contra el heredero de una de las más influyentes familias de la Nación?
Por supuesto.
-Qué hábil -admitió-. Dos castigos por una sola muerte.
Zealor sonrió con un gesto de falsa modestia.
-Pero es que eso no es todo.
-¿Ah, no? ¿Después de decapitarme aún vas a hacerme algo más? Espero que no quieras ahorcarme, porque entonces querrá decir que se te ha escapado un pequeño detalle.
-Ah, muy gracioso, hermanito. Pero es que no es tu cuerpo lo que pretendo destruir.
-¿Qué quieres decir?
-Pues que, y esto sólo lo sabremos tu y yo, así que no se lo cuentes a nadie, tal vez vaya a haber una pequeña confusión con el hacha y ésta no sea precisamente de piedra o de hueso. Aunque será una imitación muy buena, eso te lo aseguro.
Y por primera vez desde que se iniciara la conversación sintió Haze un pánico tal que no se acordó siquiera de disimularlo.
-No osarás.
-¡Claro que sí! Si ya está todo arreglado.
-¡No puedes matar mi alma!
-¿Que te juegas, Hazey?
-Pero... ¿Y la tuya? ¿No te preocupa lo más mínimo?
-¿Mi alma? No veo porqué debiera preocuparme. No soy yo quien va a empuñar el hacha. En todo caso, eso deberías preguntárselo al verdugo.
Eso desarmó al elfo, que se hundió en su silla, derrotado.
-Claro, no vaya a ser que hagas tú el trabajo sucio.
-Eh. Soy el Qiam. Mis manos deben permanecer inmaculadas por el bien de la Nación.
Haze no le dio el placer de responder a su provocación esta vez y Zealor, dándose por satisfecho, tomó el candil y empezó a encaminarse hacia las escaleras. Apenas había subido dos peldaños cuando se detuvo de nuevo y se volvió.
-Casi lo olvido. ¿Quieres oír algo muy gracioso? -Dijo-. Justo cuando acababas de entregarte me llegó una orden real para conmutar la pena de Noaín. ¿No es irónico? -Le mostró una sonrisa fría como un cuchillo y la luz del candil sobre su rostro le confirió por un momento el aspecto de un depredador-. Vas a morir en menos de veinticuatro horas y al final va a ser por nada.
Y ahora sí, se fue, dejando a Haze más a oscuras de lo que había estado en su vida y con un terror tal en las entrañas que no pudo más que desear que el techo se hundiera sobre su cabeza y acabara con todo de una vez.
No ocurrió, por supuesto, y tampoco fue una sorpresa. Al fin y al cabo, sus deseos raras veces se cumplían.

3 comentarios:

Roser dijo...

Hi ha un parell o tres de "por" amb la r canviada de lloc...

Mari Pueyo dijo...

Corregido.

Merci!

Laia dijo...

Aconseguiran els amcis rescatar al presoner? Morirà el nostre amic? Se'n sortira amb la seva al Qiam i fara desapereixer fins i tot l'ànima del seu germà?.. La resposta a totes aquestes preguntes i més en properes entregues de... Medioelfo ... el llibre servit en entregues setmanals en aquest batblog a una aproximada bathora !!
(Jo vull saber!! .. )