viernes, 19 de septiembre de 2008

Capítulo decimocuarto




El Qiam estaba perdido en las llamas del hogar de su despacho cuando alguien llamó a la puerta. Zealor Yahir se tomó su tiempo antes de abandonar las hipnóticas llamas y dar permiso a quien fuera para entrar. Después de todo, él era el Qiam, podía hacer esperar a los mismísimos reyes si le apetecía.
-Adelante –dijo finalmente.
Uno de sus elfos, vestido con su estoico uniforme negro, entró y saludó con el debido respeto a su señor.
-¿Y bien? –Preguntó Zealor al darse cuenta de que no iba a empezar a hablar hasta que él le diera pie.
-Creo que tenemos una pista, señor.
-¿Una pista?
-Uno de nuestros espías vio a un elfo que coincide con la descripción de Nawar Ceorl, excelencia. Y eso no es todo. Dijo que iba acompañado de dos niños: un chico y una chica.
-Un chico... –el Qiam, a su pesar, se vio arrastrado por la excitación-. ¿No dijo de qué edad?
-No más de setenta años, excelencia.
-Y menos... –Zealor sonrió. Así que había estado en lo cierto, su hermano sí había entrado en contacto con Nawar. Pero... ¿por qué no estaba Haze con ellos? No imaginaba al idiota de su hermano dejando al muchacho abandonado a su suerte. No, si había dejado al muchacho era porque tenía asuntos que atender. ¿Podía ser que la humana y él...?
Viendo que el elfo esperaba instrucciones, Zealor adoptó la más seria de las actitudes.
-¿Se han tomado medidas?
-Sí, excelencia.
-Estupendo, y espero que esta vez no los pierdan.


Tres días después de encontrarlos, los conducía Nawar hacia la cabaña de Jaron Yahir. El semielfo no estaba muy convencido aún de querer ir. Allí iban a estar el elfo del rostro quemado y, por si fuera poco, Haze Yahir, el elfo que había traicionado a su madre y ni siquiera había intentado defenderse o dar explicaciones ante tal acusación.
No sabía a cual de los dos tenía menos ganas de volver a ver.
Jaron alzó la vista de sus botas, sintiéndose muy desgraciado, para ver como Alania y Nawar discutían, como siempre.
Empezaba a creer que a Alania le gustaba ese tipo de veras, lo cual hacía que el elfo no le cayera demasiado bien tampoco. Casi sonrió al darse cuenta de que apenas había conocido gente de su agrado desde que todo empezara. Nadie excepto Myreah y Alania, y la primera lo había abandonado. Así que sólo le quedaba la muchacha elfa. A veces se preguntaba si eso era lo que hacía que ella le pareciera tan sumamente importante.
De repente la elfa se volvió, pillándolo infraganti, su mirada pendiente sólo de ella.
-¿A que tengo razón, Jaron?
El muchacho parpadeó, confuso. ¿Cómo decirle que no había escuchado una sola palabra de lo que discutían sin provocar que su naricilla se arrugara peligrosa aunque deliciosamente?
-S-sí –acertó a decir.
-¿Lo ves? –Ella se volvió hacia Ceorl, desafiante.
El elfo la miró ceñudo y luego se volvió hacia el muchacho. Jaron le dedicó una mirada de arrepentimiento, que el elfo entendió a la perfección.
-¡Oh, magnífico! ¿Quieres hacer el favor de no complacerla en todo, por el amor de Dios?
El semielfo se sonrojó al oír las palabras de Nawar y se apresuró a apretar el paso y ponerse por delante de ellos.
-¿Qué quieres decir con eso? –Oyó preguntar a Alania.
-Que no tiene ni idea de lo que le has preguntado, eso quiero decir –fue la respuesta de Nawar.
Alania replicó algo de que lo que tenía era envidia porque estaba de acuerdo con ella y no con él, pero Jaron estaba demasiado ocupado muriéndose de vergüenza como para prestarles atención mucho más tiempo.


Cuando Nawar consiguió por fin que la muchacha se callara descubrió con horror que les seguían. Había estado tan ocupado discutiendo con una niña que se había olvidado de ser cuidadoso. Su señor iba a estar muy decepcionado si se enteraba de eso. Pero aún podía solucionarlo.
Se detuvo.
-Jaron –susurró al muchacho mientras le indicaba con un gesto que se acercara-, ahora vas a tomar a Alania de la mano y vais a salir corriendo, ¿de acuerdo?
-¿Qué?
-Ya lo has oído.
-Pe... pero...
-No hay peros que valgan. Si no quieres que el Qiam nos pille, corre.
El muchacho abrió mucho los ojos, pero no dijo nada más. Asintió con la cabeza, demostrando más agallas de las que parecía poseer, y tomó a la muchacha de la mano, indicándole con un gesto que no dijera nada. Sorprendentemente, Alania le hizo caso.
-A la de tres –susurró Nawar, llevándose la mano al cinto-. Uno... ¡tres!
El muchacho, confuso, tardó en reaccionar, pero Alania ya tiraba de él.
Nawar vio entonces el movimiento entre los árboles, los espías del Qiam que trataban de decidir si se quedaban o perseguían al chico. Pero el elfo no iba a permitir que eso sucediera. Desenvainó y, a grito pelado, se lanzó hacia ellos, esperando retener lo suficiente su atención como para que el muchacho huyera.


Jaron corría de la mano de Alania sin querer mirar hacia atrás. No podía quitarse de la cabeza la idea de que si tuviese su arco podía haberse quedado a ayudar a Nawar, fuese el que fuese el peligro. “Si no quieres que el Qiam nos pille, corre”. Las palabras del elfo se repetían en su cabeza una y otra vez, pero no entendía por qué el Qiam iba a querer nada de él o por qué sentía él esa necesidad imperiosa de huir del Qiam. Al fin y al cabo, todas las referencias que tenía del Qiam eran de su tío y de Nawar, pero era posible que ese tipo fuese su verdadero padre, ¿no? ¿Por qué, entonces, huir de él?
-Jaron, ¡no aminores! –Le exhortó Alania, despertándolo, tirando de él.
El semielfo la miró, embobado, dejándose llevar. Si él decidía detenerse... ¿Quién le decía que Haze no estaba en lo cierto? No podía arriesgarse a poner a Alania en peligro. El muchacho apretó el paso, adelantando a Alania dispuesto a guiarla, a pesar de estar ya casi sin resuello. Creía recordar algunos de los árboles como el camino correcto a casa de Jaron Yahir. Sólo esperaba que Nawar fuera a estar bien.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

habría que leerlo entero, pero empecé por el final...

Mari Pueyo dijo...

Pues sí, empezar por el final puede ser lioso ^_^

gracias por pasar igualmente!!

Semi_Lau dijo...

Pobre Jaron, sólo sabe dejarse arrastrar XD Pero más pena me da Haze, menos mal que tiene a Myreah para apoyarle :) Me gusta el carácter que le has dado a las chicas de la historia ^_^