lunes, 9 de agosto de 2010
tercera parte, capítulo décimosexto
Nawar seguía sin fiarse del humano, pero ¿qué más podía hacer? Decía conocer a Jaron de la abadía donde se había criado, fuera lo que fuera eso, y tenía el medallón del muchacho. Era lo único que tenía de su madre y sabía que Jaron no se separaría de él así como así, pero... ¿Y si era una trampa del mismo ejército humano del que decía querer salvar a la Nación? ¿Y si guiando a ese tipo estaba mostrando a los humanos cómo llegar a Faris?
Y aún así, a pesar de todas sus dudas, le llevaba hacia la Capital de la Nación. El humano se veía fuerte, tanto como Dhan Hund por lo menos, y él estaba agotado y magullado y si las cosas se ponían feas más le valía tener un par de brazos fuertes con los que contar.
Al menos este no tenía toda la cara cubierta de pelo. Sólo un poco por la zona del labio y la barbilla, y ni siquiera era largo.
-Deberías ponerte esto -le dijo pasándole su capa al acercarse a los límites de Leahpenn-. Ya será malo si alguien me reconoce a mí, pero como vean a un humano estamos perdidos.
El humano le agradeció el gesto mientras se abrochaba la capa al cuello y se colocaba la capucha, a lo que Nawar simplemente gruñó. Sólo porque fuera un humano educado no iba a caerle bien.
-Vamos -le apremió con impaciencia.
La noche estaba cayendo y era el mejor momento para bordear el pueblo y pasar desapercibido. La gente se estaría retirando a sus casas y la tranquilidad se apoderaría de las calles poco a poco. O eso imaginaba Nawar, ya que una campana empezó a sonar repentinamente.
Por un momento temió lo peor. Las campanadas de la noche anterior aún resonaban en su ánimo y en su estado actual de exaltación pensó que se repetían, anunciando la más terrible de las noticias. Pero pronto se dio cuenta de su error.
Sólo sonaba una campana y ni siquiera era una campana grande.
-¡La alarma de la guardia! -Exclamó, aliviado a la vez que sorprendido.
-¿Qué quiere decir?
-Que el pueblo entero se va a congregar en la plaza a ver qué ocurre -respondió con una sonrisa.
-Menos posibilidades de que alguien nos vea -dedujo el humano, sonriendo a su vez.
-Y vamos a aprovecharnos de ello.
Y acelerando el paso guió al humano por el bosque hasta la linde del camino principal que partía de Leahpenn hacia la Capital. No saldrían a camino abierto, pro supuesto, pero seguirlo iba a ser más fácil y rápido que bordear campo a través y contaban con la ventaja del Luto y la total falta de actividad mientras durara.
Una parte de sí sabía que debería haber comprobado el motivo de la alarma. Si el humano no se equivocaba, Jaron y Mireah no les llevaban tanta ventaja. Menos aún teniendo en cuenta que ni el muchacho ni la princesa eran expertos en moverse por el bosque. Tal vez los guardias les habían pillado en Leahpenn y ahora iban a ser conducidos hasta el Qiam.
Lo sentía por ellos, pero no importaba. Llegar hasta Faris y ponerle sobreaviso eran en estos momentos la prioridad. Sabía que en pleno Luto iba a ser dificil acceder al castillo y llegar a su señor, pero ya se preocuparía por esa nimiedad cuando aconteciera. De momento aún debía de recorrer las cinco horas a pie que había de Leahpenn a la Capital, de noche, acompañado de un humano en el que no confiaba y vitando ser visto por guardias reales y hombres del Qiam por igual.
Pan comido. En serio.
O como mínimo masticado.
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